Julio Buffarini, con
tan solo once partidos con la azulgrana, ya recibió dos grandes ovaciones de
parte de La Gloriosa. El ex Ferro no tenía experiencia en Primera División
y llegó en un momento delicadísimo a San Lorenzo, pero a fuerza de
sacrificio, velocidad y juego la hinchada ya le tomó un cariño especial.
Buffa cayó al Ciclón por
aportes externos y a desgano del aquel entonces DT Leonardo Madelón,
que quién sabe porqué insistía inentendiblemente por Diego Barrado para ocupar
el puesto. El 6 de marzo se cerró la transferencia y el cordobés debutó el 14
ante Chacarita por Copa Argentina. Aquella noche fue de lo mejor de su equipo y
hasta metió el penal que permitió el pase de fase, pero no fue suficiente para
que lo citaran al próximo partido ante Colón.
No estuvo ante el Sabalero pero fue el banco con Rafaela
en la jornada siguiente jugando casi todo el segundo tiempo. Madelón tambaleaba
y entendió que era el mejor volante por derecha que tenía en el plantel, y por
eso fue titular versus Vélez en la octava fecha. San Lorenzo fue una lágrima y
el único aprobado fue el rubio mediocampista, que contra Racing, ya con Caruso
en el banco, volvió a ser el mejor de un pálido equipo.
Luego vino el Tomba y Buffarini la rompió: se corrió todo,
metió, puso una gran asistencia en el segundo gol y recibió su primera gran ovación: “Ole,
ole, ole, ole, Buffaaa, Buffaaa”. Una radiografía de lo que vivía el
hincha del Ciclón, que se enamoró de un extraño con solo verlo
correr y meter y con nada más que cinco partidos con la azulgrana. No es
necesario ser Messi para llevarse una ovación en San Lorenzo, pero el cordobés
no se conformó y contra Banfield hizo un jugadón y se la dio a Bueno para el
1-0 que sólo fue parcial.
Repitió su buen rendimiento con All Boys y hasta salvó las papas
ante Olimpo, cuando sobre la hora se la puso en la cabeza Gigliotti para
empatar el partido, desde el suelo y acorralado por la línea y un defensor.
Contra Unión no cesaron sus corridas ni el corazón que deja en cada pelota que
juega, y se ganó con Migliore los únicos aplausos de una noche muy triste para
los corazones cuervos. Y para apaciguar tanto dolor, fue la figura en la
histórica remontada ante Newell´s: asistió a Bueno en el segundo gol y recuperó
la pelota del tercero a pura velocidad y sacrificio. La hinchada le devolvió
tanto ímpetu pero renovó la letra: “Bu-ffa-ri-ni, Bu-ffa-ri-ni”.
Es cierto que no hizo goles en San Lorenzo, no juega en la Selección y
ni siquiera sacó al equipo de la pelea del descenso, pero a puro huevo ya tiene
el respeto de los Cuervos que ven en él y en este cambio desde
la llegada de Caruso Lombardi la ilusión para pelearla ante la peor adversidad.
El Ciclón agonizó en el entretiempo con la Lepra por
los tropezones que arrastraba, pero el corazón azulgrana volvió a latir por el
amor propio de jugadores como Buffarini, que más que nunca necesitan unir sus
fuerzas para sacar al Matador de ese lugar tan incómodo.
Fuente: Rockandball.com
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